Novedosos estudios informan de una sustancia que hasta ahora había pasado desapercibida a la comunidad científica: la tapitina.
Según se ha publicado en diversos medios, la tapitina es una sustancia presente en todos los seres vivos. Se estimula con pequeñas cantidades de comida, como boquerones fritos, carne en salsa, pinchitos, tortilla, etc. Es condición indispensable que sean servidas con una bebida.
El factor ambiental también parece ser determinante, pues el consumo de estos productos en privado no ha activado la sustancia en el grado en que lo ha conseguido al reunirse varios ejemplares, preferentemente con música y ambiente relajado.
Los resultados son, cuanto menos, sorprendentes: los primeros efectos son de relajación y aumento de la sociabilidad, que derivan en la solicitud de nuevas cantidades. Se dice que la salivación de un grupo de perros se vio aumentada en un 200% al estar en contacto con los estimulantes de la tapitina; asimismo, un grupo de ratones de laboratorio comenzó a charlar animadamente en español mientras accionaba la palanca una y otra vez, lo que supuso un ejemplo claro de condicionamiento no para los animales, sino para los científicos, que no daban abasto en la cocina.
La polémica viene servida porque la novedad de estos estudios científicos ha sido puesta en entredicho. Estudiantes de español de todas nacionalidades afirman que ya conocen los efectos de la tapitina, tras largas jornadas de buen tapeo en el jardín de Castila y por las calles de Granada. Al mismo tiempo, han declarado que les alegra que se reconozcan los efectos de tan beneficiosa sustancia.
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