Os presento un cuento (bueno, parte de él) que ha escrito uno de nuestros estudiantes, August Holst Thomsen, de Dinamarca. Ha trabajado mucho en él, y me gustaría que lo leyérais. Espero que disfrutéis de su sentido del humor tanto como yo.
Había una vez un hombre. Era muy pobre, porque había perdido su trabajo en una herrería, su familia vivía muy lejos y, por si fuera poco, su novia le había dicho adiós.
Por eso, crees probablemente que el hombre estaba muy triste. Pero no, tenía buen humor y no era fácil de desmoralizar. Se dijo a sí mismo: “No está tan mal esto. Hay probablemente alguna posibilidad para mí en la ciudad.” Y con estas palabras se fue por la calle a la gran ciudad, que se llamaba Algunaborg.
Realmente, cuando entró por la puerta grande, casi la primera cosa que vio fue una nota del rey del país, Algunia, en el que estaba escrito: “El rey está buscando un hombre que pueda ayudarlo encontrar su familia perdida. Se ofrece una gran recompensa. Llega tan temprano como sea posible a los jardines reales, si eres valiente y fuerte.” Cuando había leído la nota, el hombre pensó: “Pues, no soy tan valiente o fuerte, pero puedo, de todas formas, probar si me aceptan para la tarea. En todo caso, sé que tengo una fuerte necesidad de obtener dinero. ¿Por qué no probar?” Desafortunadamente, cuando llegó a los jardines reales, era el número trescientos trece en la fila. Pero él sonrió solamente un poco y esperó pacientemente.
Cuando le tocó finalmente ir frente al trono, el rey le dijo: “Bienvenido, hombre, y gracias por haber llegado hasta aquí. Aún así, no me pareces tan fuerte, hmmm... oye, puesto que ninguno de los otros hombres han tenido éxito con sus intentos, quiero dejarte probar, si tienes bastante valor. Vamos a ver: si estuvieras en un bosque oscuro y lleno de neblina, y debieras matar a un dragón y una bruja, ¿que harías?” “Je je,” rió el hombre, “pues, lo primero, no me gusta matar ningún ser – es demasiado sangriento y desordenado. Pienso que ser más inteligente que esos otros sería suficiente.” Ahora sonriendo, el rey dijo: “Me gusta tu actitud: La tarea es para ti.” El hombre se puso muy contento, y entonces empezó su azaroso viaje.
Lo primero que encontró en
Después de poco tiempo, el hombre encontró un ladrón. Éste dijo: "¡Para! ¡Manos arriba! ¡Esto es un atraco!" Sonriendo otra vez, el hombre levantó los brazos y dijo: "¡Por supuesto, amigo mío! Toma lo que desees de mis bolsillos." El ladrón se puso muy contento, y alargó uno de sus brazos hacia el bolsillo que parecía más lleno. Pero la retiró otra vez rápidamente cuando encontró la rana viscosa. "¡Ay!", gritó, "¡Hombre! ¿Qué tienes ahí en tu bolsillo?" "Es una rana," respondió, "es mi única amiga y lo único que tengo." Entonces, el ladrón empezó a llorar: "No puedo hacer nunca un robo normal... Moverme furtivamente a hurtadillas para una sustracción es lo único que sé hacer hábilmente.” Riendo ahora, el hombre le dijo: “Ja ja! No te preocupes, amigo mío. Ven conmigo y la rana. Vamos a buscar a la familia del rey. Una gran recompensa nos espera.” Y estando de acuerdo, el ladrón los siguió por la trocha del bosque.
... el cuento continuará en la parte 2.
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